Narcisimo y responsabilidad

06.01.2015 19:19

Niña con máscara de la muerte. Frida Khalo.Yo sólo conozco una verdadera forma de sanación, transformación y plenitud: la responsabilidad. Ah si fuera tan fácil...

Ahora mismo percibo a una niña que sabe montar pataletas explosivas agarrada en el interior de mis costillas, como si yo la hubiera metido en una cárcel, o como si aún estuviera agarrada a los barrotes de una cuna de madera sintiendo miedo a dormir sola, no pudiendo escuchar el sonido de la respiración de la madre.

-Aquí van a rodar cabezas -dice esta niña -esta rabia que yo siento se la voy a tirar a la cara al primero que pase.

Ahora me doy cuenta de esta frustración palpitante en mi interior y puedo elegir qué voy a hacer con ella: me pertenece, está en mi, aquí y ahora vive en mi... quizás en un diálogo pueda llegar a un acuerdo, si bien... ¡es sólo una niña!, bella, fuerte, salvaje, pura, inocente... la quiero proteger y salvar...¡Oh si! ¡qué graciosos son sus enfados matinales cuando abre los ojos y descubre cada mañana que el mundo no es como ella quiere! Esta niña es una rebelde, estoy orgullosa de ella, es especial... ¡tiene algo grande que aportar!

Frente a mi aparecen dos caminos: uno es el narcisismo y otro la responsabilidad.

El narcisismos me dice: busca explicaciones que te den el sentido a ser como eres, búscalas en el pasado, en tu infancia, en tus relaciones con tus padres, en tus vidas pasadas, ¡en tu fecha de nacimiento!... búscalas en el futuro, en las señales, ¡en lo que podrías ser! ¡porque tú eres grande! ¡eres especial! y te lo voy a demostrar.

La responsabilidad me dice: Aquí y ahora ocurre este hecho ¿qué quieres hacer con lo que hay? elige, siente, experimenta y encuentra tu plenitud paso a paso sientiendo cada detalle de tu experiencia hasta reconocer el sabor de la satisfacción en tu cuerpo, no te salgas del límite de la realidad de este momento, sostén tu emoción en el presente, y entrega tu confianza al despliege de tu alma, ese mismo que está fuera de tu control absolutamente.

¡Qué caos!

Ahora resulta que tomo a la niña de la mano y voy de ruta por todas las consultas abiertas de conocimiento humano... ¡qué me gusta que me hablen de mi misma! Al final de verdad voy a descubir lo especial que soy, indagando en el origen de mis ancestros, la información contenida en mis células, el futuro que me espera, ¡tan grande!, gracias a esta niña que mantiene el ceño fruncido todo el tiempo, y que me impulsa hacia arriba en un subidón apoteósico y casi toco las estrellas... ¡oh no y una caida deprimente de insatisfacción real!

-A ver niña ¿de qué va este juego? -confronto a esta criatura por primera vez.

-Pues esto va de que yo te gusto mucho, porque soy muy bonita, muy graciosa, soy ¡especial!¡tengo grandes cosas que manifestar!¡sigue buscando, recogiendo información, asistiendo a talleres que me digan lo que yo soy, que me den respuestas externas maravillosas a mis misteriosas preguntas internas, que me lleven por visualizaciones de colores luminosos, que me expliquen la realidad a través de nuevas creencias que incorporar a mi mente, ¡quiero tener una mente infinita!...

Siento una náusea en el estómago, mis tripas se hinchan como si hubiera masticado un objeto de plástico deshecho en partículas esparcidas por la mucosa sensible de mi interior, tengo unas ganas tremendas de vomitar, he tragado y tragado como si no tuviera cuerpo humano y ahora no puedo moverme, estoy atrapada en un dolor agudo que me atraviesa y me provoca una úlcera en el plexo... a lo lejos veo a la niña que me sonríe y me anima a seguirla de nuevo... al otro lado veo... ¡la muerte!... y tengo miedo, mucho miedo.

Respiro mi miedo y mis pulmones se convierten en verdaderos aliados que me sujetan a la tierra en medio de este huracán, cuando puedo sostenerle la mirada a la muerte -haciéndome cargo de mi miedo- me doy cuenta de que no hay muerte, ¡el miedo me hacía verlo así!, y puedo sentir el nacimiento de algo nuevo en mi estado-la transformación- y experiemento una satisfacción nunca antes saboreada, real y sobria.

-Niña, acepto tu ceño fruncido, está bien, ¿el mundo no es como tu quieres?, ¡bien!, ¿quieres cambiar el mundo con tu toque especial?, ¡no cuentes conmigo!, yo puedo estar con tu dolor y con tu miedo, eso te puedo dar, puedo estar contigo, quedarme contigo, respirar contigo... habitar el presente si vienes a mi... -le expreso a esta niña -pero no te voy a seguir más en tus fantasías sobre la vida, explicaciones, justificaciones, interpretaciones, búsquedas interminables de la clave definitiva que te otorgorá una nueva doctrina, o un nuevo método de conocimiento... porque ya sé que me estás señalando la puerta de escape de mi responsabilidad, no es más que eso, una huida sofisticada basada en la creencia de... ¡soy tan especial!¡no tengo nada que cambiar!¡cuánto me gusto a mi misma!... Quédate tu narcisismo... que yo me quedo mi responsabilidad.

-¿De verdad no quieres ser especial? -dice la niña. -me necesitas para conseguirlo.

-Quiero ser lo que soy aquí y ahora... quiero sentir lo que siento, sea lo que sea, sin juicio, esperando el tiempo suficiente para que el sentimiento me toque profundamente, ¡quiero enterarme de lo que siento!, y darme cuenta de qué quiero hacer yo con eso... arriesgarme a emprender la acción y estar en contacto con el sabor que me deja... ¡quiero sentirme, abrazarme, conocerme, aguantarme, sostenerme!

-Bueno... No me dejes sola -dice la niña asustada- tengo miedo...

-Ya, lo sé, estoy aquí contigo, podemos respirar juntas... sin pensamiento, y sentir lo que hay aquí y ahora.