Al otro lado de mi

30.01.2014 00:00

laberinti

Cuando yo me pregunto a mi misma ¿quién soy yo? comienzo un viaje de búsqueda personal donde una parte de mi queda en la sombra, en un lugar oculto donde no llega mi vision clara, ¡no consigo verme!, incluso si a veces lo veo, me cuesta habitarlo en plenitud, lo que implica entrar de lleno en toda su emoción, esta es mi dificultad existencial y la mayor necesidad como ser humano para completarme, puesto que esta experiencia de la que estoy huyendo es justo lo que necesito para aterrizar en el aquí y ahora, ocupar mi organismo con la máxima presencia y contacto conmigo. De esta manera descubro a mi otro yo de este instante.

La evitación es una pista sobre lo que necesito vivir para completarme, y completarme es reconocerme en todo lo que soy, lo que me gusta de mi y lo que no me gusta, lo que deseo y lo que temo de mi… ¿qué estoy evitando?¿estoy evitando el aburrimiento, la frustración, el deseo, la rabia, el miedo, el dolor, la vergüenza? ¿qué estoy evitando?, ¿estoy evitando decidir, decir que no, limitar a otro o limitarme a mi, comprometerme, renunciar, pagar el precio que me cuesta ocupar una posición, entrar en conflicto, defenderme, valorarme… evito pararme, evito sentir?

La evitación, lo que yo evito, lo que tú evitas, es una propuesta de exploración sobre el otro polo de ti mism@: si te empeñas en habitar sólo una parte de ti y rechazas el resto, te polarizas, te vuelves rigid@, y generas sufrimiento e insatisfacción: tu sombra se hace más grande, creas un fantasma del que estás huyendo, y ese fantasma es una parte muy importante de ti que necesitas para tu satisfacción real.

Se habla mucho de vivir el aquí y ahora, y esto requiere un gran entrenamiento, no sirve solo pensar en esto, vivir el aqui y ahora es una experiencia de aceptación en cada instante de lo que está presente en tu organismo, sea lo que sea, sea rabia, odio, deseo, enamoramiento… cansancio, apatía, rencor… hay tantos estados emocionales que nos pueden desagradar, incomodar, abrumar, asustar, ponernos en dificultad… cada uno de nosotros tiene su estado preferido en dificultad para dejarle un sitio en el espacio interno. No quieres dejarle sitio, quieres echarlo de tu cuerpo, no quieres sentir lo que estás sintiendo, cuando esto que sientes te produce dificultad. Cuando te gusta al contrario, quieres sujetarlo, que no se vaya nunca… otra manera de generar una distorsión. Es todo un arte aprender a estar en el aquí y ahora: aceptar y soltar, recibir y despedir, dos prácticas imprescindibles para estar en contacto con tu vida. Perder el contacto con tu vida es lo más habitual: cuando quieres mandar en la vida, cuando quieres planificar, empujar, manipularte a ti mismo para que seas como imaginas que tienes que ser, manipular a otros para que estén a tu servicio… cualquier idea antes que escuchar simplemente al ser que ya eres, aqui y ahora.

El automatismo caracterial fue construido para la defensa, pero esta defensa está obsoleta, anticuada, desfasada, desactualizada, y es rígida como una roca, y repetitiva, se repite hasta la náusea, con distintas personas y en distintos escenarios… ocurre un detonante y aparece una reacción, siempre la misma reacción: esto es el ego, el carácter, un programa que se ejecuta sin gestión consciente… se construyó en los primeros años de vida de una persona para ayudarla a sostener vivencias internas que eran demasiado grandes para ella en ese momento, y ahora que la persona ya es adulta el carácter continúa ejecutando la misma defensa como si aún fuera un bebé, cuando la capacidad para sostener emociones de una persona adulta es enorme, estos recursos de autopaoyo tan valiosos que posee una persona adulta están en desuso y fuera de la consciencia, y experiencia personal, de manera que siempre aparece la reacción defensiva del carácter para “salvar” a la persona de estados emocionales que el carácter considera demasiado grandes, incómodos, terroríficos, insoportables para ser vividos, y la persona se cree realmente que esto es así y se lo cree tanto como se identifica con su carácter, cuanto mayor es la identificación con el programa del carácter, más automática, defensiva, reactiva se vuelve la vida, y al mismo tiempo más huye la persona de su otro yo, de todo aquello que no quiere vivir, y que necesita vivir para completarse y obtener satisfacción verdadera.

La satisfacción es un estado que yo deseo para mi, ¿lo deseas tú para ti?, más allá de las necesidades básicas de supervivencia, me refiero a la otra multitud de necesidades que existen de hecho en mi: afecto, reconocimiento, apoyo, confianza, autoestima, escucha, comunicación, amor, placer… y más… curiosamente qué empeño generalizado en esperar que todo esto venga de fuera de mi(¡escúchame!¡quiéreme!¡respétame!¡apoyáme!..etc), cuando puede ser que yo misma… no me esté escuchando, no me esté apoyando, no me esté queriendo, no me esté reconociendo, no esté dialogando conmigo, no me proporcione el placer que necesito, no me esté dando mi propia confianza… para que yo atienda a mis necesidades vitales de mi cuerpo y de mi alma es imprescindible permancer presente y en contacto con lo que ocurre en mi organismo, sea lo que sea que ocurra, y no escapar de este contacto y no ausentarme de esta presencia… enterarme de lo que estoy sintiendo, para poder atenderme en mi necesidad… Para enterarme de lo que me pasa, tengo que detener la huida inmediatamente… y permanecer aquí y ahora, habitar mi otro yo, todo eso que me cuesta sentir de mi.

Es interesante revisar cada uno sus propias evitaciones preferidas, cada uno de nosotros está enfocado en una gran dificultad de la que huye de un modo automático y que es justamente la que necesita habitar para completarse, seguir el ritmo de la vida, permanecer en el presente y no generar sufrimiento… hay quien tiene dificultad para reconocer que está sintiendo rabia, y se manipula a sí mismo y al mundo para destilar su rabia y convertirla en “buenas razones” “deberes correctos” “moral justa”… todo menos reconocer que lo que le pasa es que está enfadado con alguien y sentir la energía de la rabia habitando su cuerpo… cada uno posee una dificultad específica ajustada a un momento del aquí y ahora…. reconocer la necesidad, aceptar el fracaso, habitar la vida práctica, la cotidianidad, habitar el vacío, dejarle un sitio al miedo sin generar fantasía paranoica, habitar el dolor, la frustración, permitir el aburrimiento, sentirse vulnerable, no empujar la vida, estar en desacuerdo con las personas importantes… Es en el trabajo personal cuando la persona empieza a darse cuenta de todo lo que evita y preguntarse qué precio paga por estas evitaciones, porque cuando se evita algo supuestamente se hace para obtener una ventaja,(por ejemplo: evitas vivir el duelo de una separación iniciando al momento una nueva relación romántica y te libras de pasarlo “mal”), y sin embargo además de esta supuesta ventaja también estás pagando un precio: entre otros pagas el precio de quitarle poder a tu organismo que es la mejor brújula para la orientación en la vida que posees al no escuchar lo que estás sintiendo y dirigir tu vida con tu mente(la peor herramienta para la orientación, aunque la mejor para la decisión), y cuando pierdes esta orientación comienza un viaje que te aleja cada vez mas de ti, de quien eres tú realmente, de qué quieres hacer con tu vida de verdad.

La identificación con el ego provoca en las personas un terror a vivir determinados estados emocionales, porque el ego se diseñó para evitar estos estados y defenderse de ellos: dolor, miedo, rabia, fragilidad, sensibilidad, necesidad…así que si te entregas a estos estados cuando ocurren en tu vida, tu ego despliega toda su defensa como si existiera una gran amenaza, si te identificas con tu ego puedes ser arrastrado por esta visión de peligro y vivir mucho temor… el trabajo interno consiste en esto, darte cuenta de que tú no eres tu ego, que el poder de gestionar tu vida te corresponde a ti, no a tu carácter-ego, al que si le corresponde estar a tu servicio para ayudarte a gestionar la vida material según tu voluntad, y el trabajo interno consiste también en poder habitar tu otro yo, despertando al máximo tus recursos internos -autoridad interna, autoalianza, creatividad, autoapoyo…- para atender todas tus necesidades y… pero ¿cómo?

En los grupo de trabajo de Gestalt Counselling se aborda este contacto y presencia permanente contigo desde el inicio de una sesión, el automatismo de escaparse de lo que es difícil vivenciar esta ahí, pero la propuesta para el grupo es experimentar con todo lo que te ocurre, y explorar tus mayores dificultades, tus evitaciones, para intentar salir del automatismo y generar algo diferente en ti… comenzar a habitar otras partes de ti, activarlas, despertarlas, traerlas a la conciencia.

Para ello existe una práctica permanente de exploración -que ocurre tanto en una ronda de expresión como en un trabajo individual en grupo- donde la relación de ayuda entre la persona individual, el counsellor gestalt del grupo, y el resto del grupo está enfocada a descubrir ¿qué siento yo ahora?, incrementando el contacto con las sensaciones físicas… las presiones, los nudos, las molestias, el calor, el frío… descubriendo el contacto con la emoción… ¿siento miedo?¿me duele?¿me aburro?… y cuando me doy cuenta de lo que siento, inicio otra exploración y me pregunto ¿qué quiero hacer con lo que siento? por ejemplo si siento rabia ¿quiero estar más enfadada o quiero calmarla?¿qué quiero hacer? ¿subir la intensidad o bajarla? ¿y qué puedo hacer para subir o bajar la intensidad de una emoción? exploro todo esto hasta usar mi mente para decidir lo que quiero hacer ahora, cuando decido y actúo, de nuevo vuelvo a revisar ¿qué siento con lo que he hecho? ¿me ha ayudado a obtener lo que yo quería?¿quiero intentar otra cosa? inicio de nuevo una espiral de contacto conmigo, en la medida que voy incrementando el contacto conmigo puedo tocar espacios más profundos de mi y extraer asuntos inconclusos, partes de mi rechazadas, mi otro yo necesitado de mi conciencia, y trabajar con todo esto.

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