Habitando la frustración

16.11.2013 00:00

caracol frustrado en su subida

Esta semana tuve un momento de mucha claridad en una sesión de gestalt counselling que me ha servido para regular mi mundo emocional de manera natural y a favor de mi. Ha sido muy curioso y bastante útil quitarle la máscara que yo habitualmente le pongo a mi frustración de un modo automático, reactivo y defensivo.

Desde esta claridad que ahora está presente en mi, observo que cuando me frustro considerablemente porque mi planificación no fluye tal y como yo la imaginé ni siquiera parecido, en lugar de vivir la frustración en mi cuerpo, yo me defiendo inconscientemente de ella de dos maneras: o a través de la melancolía(pataleta poética) o bien con una pataleta agresiva que puede implicar perfectamente enfadarme con alguien cercano, humano, animal o cosa. Y estas dos maneras son huidas en una dirección u otra de un estado que el sistema de creencias instaurado en mi psique me advierte encarecidamente que no voy a poder sostener y menos aún tolerar. Sin embargo más allá de esta creencia la experiencia de habitar la frustración en el aquí y ahora es algo desconocido para mi y por lo tanto no sé realmente qué puede aportarme, si me trae regalos existenciales, herramientas para mi bienestar… o quién sabe qué.

Me resulta altamente curioso como en la consulta de gestalt escucho muchas veces la queja de que estoy harto de vivir el dolor, yo lo que quiero es que desaparezca cuando es muy posible que esta persona se refiera al sufrimiento que genera la huida del dolor y no a la vivencia del dolor y que quizás nunca haya permitido, sostenido, respirado el contacto con este dolor.

Y esto lo veo en mí. Ayer por la mañana me permití habitar la frustración sin evasión, aceptándola como se presentaba en mi. Me ha servido muchísimo comprender un estado melancólico en el que yo entro con frecuencia como una huida de la frustración, a veces la claridad en la percepción lo cambia todo en un segundo, porque lo que era automático y reactivo es descubierto por la conciencia, y el auto engaño resulta cada vez más difícil.

Ahora evoco en el presente este momento de contacto y presencia con la frustración:

-Estoy frustrada, mi deseo no se ha cumplido, y era un deseo intenso, alimentado durante un tiempo por mi ilusión, no era un capricho… la fantasía se ha vuelto inconsistente y ha aparecido la realidad tal y como es, sin maquillaje, sin distorsiones, sin alucinaciones añadidas, así de pronto enfrente de mi, mostrando su verdad, y si yo me encontraba en lo alto de una fantasía he tenido que emprender un aterrizaje de urgencia para no estrellarme… Ahora respiro y observo, recibo a través de mis sensaciones físicas las ventajas de sentir esta frustración, me gusta de ella que no siento miedo, que no se me coge un pellizco en la boca del estómago como sí ocurre cuando me defiendo de entrar aquí, al contrario me permite respirar mejor, habitar mi vientre en su plenitud y mis pulmones, y darme cuenta de que no puedo hacer nada para cambiar este momento, ahora es así, no estoy contenta, no tengo ganas de planificar, no consigo traer un pensamiento a mi mente que me anime, ahora ni lo intento, tengo una ausencia de deseo muy presente en mi cuerpo, siento rabia y no hago nada con ella, me gusta respirar en esta soledad. Esto es, esto es lo que hay ahora para mi, y mi mayor consuelo es darme cuenta de que cuando habito mi frustración no tengo miedo… tengo miedo cuando evito la frustración y me invento una estrategia con mi ingeniosa mente para conseguirlo, entonces el miedo esta muy presente, miedo a entrar en contacto con mi realidad de este momento… mi frustración.

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