Locura en el corazón

24.09.2016 11:10

Ahora acabo de levantarme esta mañana, he salido al jardín de la casa de mi madre y los gallos forman un estruendo de cantos variados, junto con palomas a los lejos, sonidos chispeantes de pájaros, y pavos reales que saltan de los árboles hacia el suelo para comenzar su jornada desplegando las alas y planeando un medio círculo en un descenso controlado hasta la hierba.

Esta tarde trabajo como terapeuta de Gestalt en el grupo mensual de la Escuela Vivencial de Shiatsu, unas cuatro horas, o cinco, o séis... las que necesitemos para realizar todo el trabajo personal. Y siento mucho deseo de encontrarme con el grupo y con el espacio de exploración que generamos entre todos.

El vacío es un elemento de trabajo personal imprescindible. Sin vacío no hay manera de recuperar lo que hemos perdido, curiosamente huyo(tú y yo) del vacío muchas veces por miedo a perder algo... no quiero habitar mi vacío porque me voy a quedar en la más infinita nada, desprendiéndome de todo, ¡siendo justo al contrario! y es en ese momento que consigo estar presente en mi vacío cuando emerge lo genuino en mí, no me  pierdo, me gano, y me entrego a esta pequeña muerte donde sólo existe el ser y toda la estructura desaparece aunque sea un momento, muy valioso ese momento para que yo despierte.

Trabajamos en grupo con Gestalt generando el vacío... silencio... escucha... respiración... todos los participantes del grupo presentes... sintiendo lo que se mueve dentro de mí... sin empujar en ninguna dirección, permitiendo que ocurra el silencio más profundo... sin ofrecer ayuda a nadie para que tome el centro y rompa el vacío... la persona que sienta la necesidad de expresarse lo hará desde su emergencia individual, sacando su propia fuerza, y si no... podemos estar toda la tarde en silencio si es lo que manifestamos entre todos ¿por qué no? como grupo que se reúne en este lugar de coordenadas exactas que se llama aquí y ahora estamos preparados para generar un movimiento humano desde la experiencia real, sin dirección mental, sin debería ser, sin idealización, sin teorías, y lo que emerja será la configuración perfecta y espontanea para este grupo en el día de hoy.

Cuando se rompe el vacío en un grupo de Gestalt porque hay una primera persona que alza su voz y expresa lo que existe para ella en ese momento, se incrementa la intensidad en la presencia a un nivel superior que al inicio de la sesión, ya que uno toma el foco y ocupa el centro del grupo, todas las miradas se concentran con atención en este participante que se convierte en el catalizador del instante presente para todos, y comienza a reflejar la individualidad del grupo a través de la suya propia, y el resto de participantes recogen su parte del trabajo que está emergiendo y que pertenece a todos, aunque en apariencia lo inicie una persona en concreto y se refiera a su historia personal, sin embargo es a través del contacto emocional que nos sentimos tocados y en ese ser tocados se desencadena algo particular para cada uno de nosotros. Es el encendido de un grupo que se ha comprometido a habitar el aquí y ahora y a permitir que desde ese lugar se exprese todo, tanto el pasado a través de lo incompleto, como el futuro a través de la fantasía, como lo obvio que ocurre en el presente conmigo, contigo, con los otros, con la relación. Y la chispa se propaga por todos los presentes, y cada uno tomará, si quiere dárselo a sí mismo, su espacio para la expresión, el contacto, y el trabajo.

Cuando se inicia el trabajo personal comprometido y profundo para la transformación, entrar y estar en el vacío es una experiencia que suscita miedo e incomodidad, a pesar de que sea una experiencia muy deseada por otras partes más ocultas de la persona. Esto ocurre porque hemos construido una identidad que en el vacío comienza a morir, creemos que somos eso y creemos que si eso  desaparece nosotros morimos. Tenemos mucho apego a lo que creemos que somos, sin darnos cuenta que somos mucho más que eso. Somos lo que creemos que somos y somos también lo contrario.

La primera vez que asistí a un grupo de Gestalt -allá en abril de 2005- nuestro terapeuta, Mario, nos propuso una dinámica que consistía en darnos tiempo para reconocer, conectar y ocupar en la máxima expresión corporal, emocional, y verbal a nuestro particular loco, como si aquella sala de trabajo se transformara en un verdadero manicomio donde cada participante manifestaba justamente su locura específica, ya fuera una locura silenciosa, ruidosa, agresiva, miedosa, histérica, contenida, sexual, exhibicionista, provocadora, de personajes emergentes, conversión en animales... o cualquier ocurrencia que cada uno quisiera explorar de sí mismo en el laboratorio humano que sosteníamos.

El loco es una parte de nosotros que nos arrastra a lugares que no nos atrevemos a habitar, que dejamos apartados en lo considerado tabú, peligroso, inadmisible, irreconocible, innombrable... sin embargo por mucho que desbarajuste tu identidad construida años y años de creencias sobre tí, tú también eres ese loco o esa loca... el loco es el destructor de tu identidad para que puedas acercarte a tu vacío y empezar a verte en tu naturalidad.

Yo hoy celebro mi propia locura, que es una locura del corazón, no de la mente, es la necesidad de mi corazón de tomar todo su potencial de amar, sin límites, sin creer en los límites, sin creer en la distancia física que separa a las personas.

-¡No me creo nada! -grita mi loca cantando como un pájaro- No me hables de límites, no me digas que existe distancia física computable en kilómetros que me separa de una persona amada, no te creo cuando dices que este amor no es correspondido porque mi corazón es un universo completo que genera amor para todo mi organismo y que lo comparte con el entorno continuamente... ¡que no te creo!... mi entrega me pertenece y la vivo ahora mismo, no tengo que esperar ni un segundo para volverme loca de amor ¿sabes? yo soy yo y yo soy tú, porque la totalidad me adora, me generó y me sostiene, y soy una con la existencia... dime, lista, ¿dónde ves tú la separación? ¿no serás tú la loca?¿cómo puedes decir que tu amor no es correspondido si la existencia entera te está mirando, te está observado porque está enamorada de ti?

-Yo es que lo quiero a él...

-¡Ves! ¡Tú si que estás loca!... pudiendo recibirlo todo, te empeñas en una parte, ¡niña caprichosa!, justo esa parte de la existencia que se llama él... y él es genial, me encanta para ti, pero él sólo es un reflejo de lo que existe en tí, te pone en contacto con tu diosa interna y está reflejando a la perfección al dios masculino que ya vive en tí, a tu Shiva, él es la polaridad de tu feminidad y te ayuda a habitar tu entrega, tu sensibilidad, una experiencia que está dentro de ti y cuyo reflejo puedes tomar de muchos hombres, no sólo de uno, no sólo de él... ¡existe abundancia de masculino sensible en este planeta!... -mi loca se exalta como una explosión de colores - ¡Susi! ¡Mira hacia dentro!... estás muy cerca... te acecha la generosidad de amor... en este preciso instante... sin esperas, como a ti te gusta...

-Me has dejado en el vacío con tanto entusiasmo... esta tarde a las 17h nos vemos en la Casa del Búho, te necesito para trabajar con Gestalt en el grupo... -le expreso a mi loca con una sonrisa.

-Por supuesto... -mi loca se recompone como aparentando seriedad -allí estaré... para mover el corazón.