El viaje de la entrega

24.09.2016 11:09

La noche del sábado me desperté de madrugada con un delicioso sentimiento de gozo en el pecho, mis pulmones vibraban intensamente con una sensación de placer inesperado y amor en la respiración, ¿qué es esto?, me pregunté sin pensamiento, totalmente enredada en lo onírico y en las sábanas de la cama, y la respuesta aparecía con un incremento en la experiencia de apertura,  parecía que yo me interrumpía el sueño para no perderme lo que estaba sintiendo de manera espontánea en medio de la noche, y me proporcionaba la confirmación de que la vida es un regalo continuo verdaderamente misterioso.

Estos días atrás he recibido una paliza al ego que yo había pedido desde mi fe absoluta en la sabiduría de la vida, dejándome llevar por una apariencia de dulzura que posteriormente se convirtió en una medicina amarga para la transformación profunda.

Un amigo y una amiga me han acompañado en este proceso, o nos hemos acompañado los tres, generando tres viajes diferentes y un encuentro.

-La única manera de superar un miedo es viviéndolo dentro de ti, hazlo realidad y ya no lo temerás, así podrás soltarlo -me confronta la pantera negra -¿qué te da miedo?

-Me da miedo vivir la entrega.

-¿Qué te da miedo de vivir la entrega? -Me pregunta la pantera negra con su mirada felina penetrante.

-Me da miedo que me duela, me da miedo entregarme y perder, me da miedo quedarme sola, me da miedo entregarme y quedarme sin nada, abrir mi pecho y quedarme desprotegida -expreso

-Así lo haremos, así como tú describes -la pantera negra me besa -cuando sientas tu pecho abierto, tu miedo vendrá a buscarte para que puedas abrazarlo por primera vez en tu vida... sabes que siempre que llega tu miedo tú sales corriendo ¿lo sabes? y dejas incompleto esta necesidad de reconocimiento ¡claro que te va doler! te va a doler mucho, disfruta de ese dolor, porque es el dolor de tu nacimiento, estás soltando una estructura que ya está muerta, que ya no te sirve, que te aleja del encuentro contigo, y cuando la sueltes podrás sentir tu tristeza debajo, y después ¡siente tu vulnerabilidad! ¡es la fuente de tu fuerza y de tu sensibilidad!

-Pantera negra... quiero trabajar pero quiero que seas amorosa conmigo ¡no me des un zarpazo! -le pido a la pantera.

-Así será, será dulce y amoroso... y cuando llegue tu tristeza... sé cariñosa y dulce tú con ella ¿de acuerdo? -me mira a los ojos esperando mi compromiso.

-De acuerdo...

El abrazo de la pantera negra dura un día entero y es una experiencia llena de dulzura y encuentro. Por la noche ella se separa de mi... Ahora estoy tumbada con los ojos cerrados y mi amigo me acompaña.

-Trae un recuerdo de privación en tu infancia -me guía mi amigo -¿Qué te faltó?

-Mi madre... mi madre está ausente -expreso entrando en un trance como si cayera hacia abajo a toda velocidad -¡no recuerdo a mi madre! ¡no tengo recuerdos de ella cuando era pequeña! ¡no me viene su cara, no recuerdo su abrazo!

Ahora la tristeza me pertenece, me quedo con ella, es parte de mi sensibilidad y la necesito, por eso me entrego al llanto, un llanto pendiente perdido por tantas y tantas estructuras creadas para no sentir dolor, que al mismo tiempo me generan insensibilidad... mi amigo permanece a mi lado y me guía con su palabra, presente con toda su atención y cercanía, puedo sentir su apoyo y su empuje para que yo dé ese salto al vacío y regrese al momento donde generé tanta distorsión en mi vida, donde yo no podía sostenerme a mí misma porque era demasiado pequeña para vivir el dolor, ese dolor que me separaba con un golpe brusco del estado de entrega infinita a la totalidad... y a mi madre.

No tengo nada que resolver con mi madre, todo está bien con ella, ella hizo lo que pudo y lo hizo de la mejor manera, tengo más de cuarenta años, y mucho trabajo personal realizado... ¿es un buen momento para soltar a mamá? y habitar ese vacío que ella deja con mi propia presencia ¡de una vez por todas!

-¿Qué quieres hacer? -mi amigo me acompaña con su presencia cálida y cercana, su energía masculina y mi confianza en él me facilita enormemente la entrada en mi fragilidad, disolviendo todas las defensas.

-Quiero hablar con la niña que yo soy... -expreso y me dirijo a la niña.

No estás sola... te quiero... me gustas... yo cuidaré de ti... puedes soltar a mamá... ahora yo soy tu madre.

Cada frase que pronuncio brota del fondo de mi corazón y arrastra una tristeza antigua que yo puedo sentir, que mis lágrimas expresan con abundancia, que me sacude el pecho como un terremoto... generando con cada estremecimiento una nueva configuración energética activa, actualizando mi capacidad de amar y de entrega, soltando aquello que nunca tuve y que estuve esperando tanto tiempo, fabricando fantasías para evitar el dolor, convirtiendo este mecanismo de defensa en toda una personalidad, automática, repetitiva, carcelaria.

Mi pecho regresa a su origen, el trabajo está hecho... ahora yo cuidaré de ti, de que puedas vivir tu entrega a cada instante de vida, que no te pierdas este gozo que es vivir... ¿sientes tu vulnerabilidad? ¡eso eres tú! ¡abrázate!

¿Quieres comprometerte en tu proceso personal? Sesiones individuales de Gestalt Counselling con Susi Muñoz