Compañero

24.09.2016 11:14

El trabajo de relación de ayuda es un verdadero arte de acompañar al otro en su proceso de recuperación y actualización de recursos internos para la mejor gestión de la vida cotidiana y su conflicto... yo te acompaño a ti, estoy entrenada y en forma para transitar contigo muchos estados emocionales que a veces podrías vivir como insoportables, cuando no son en absoluto insoportables aunque te lo parezcan... y ese acompañamiento hasta el fondo es mi trabajo... y me pregunto ¿quién me acompaña a mi en este trabajo? Y me respondo...Ya sé... me acompaña la enseñanza de mis maestros y profesores, la tradición de trabajadores de la conciencia, mis propios ancestros, la fuerza y sensibilidad del planeta tierra que desea que sus habitantes despierten, mis voces internas, mis relaciones de amor que siempre están presentes en mi corazón, el trabajo personal en grupo experimentado en mi formación que tanto apoyo permanente genera... la presencia yo soy y todo lo que existe en ella... Sí, es cierto, la experiencia de la soledad es cada vez más difícil de recordar para mi, la creencia egoica de la separación en sus múltiples versiones hace un tiempo que no me aporta nada nuevo, ya viví su repertorio de dramas y recibí el aprendizaje, y la percepción palpable de conexión externa o interna con algo o alguien siempre se pone en primer lugar para mi, aunque sea la conexión con mi propia tristeza, por ejemplo, esto genera un vínculo de unión al sentido de la vida que me impide sentirme separada, quizás en ese momento necesite llorar, incluso llorar mucho, pero la experiencia de compañía interna lo transforma todo, quizás estoy sola llorando en mi habitación pero no me siento separada del proceso de mi vida y sí me siento acompañada, porque yo estoy ahí, conmigo, en relación a mi emoción del momento, creando un espacio donde sostenerme y entregarme a mi destino de cada instante, se puede incluso activar la voz de mi madre interna que me acompaña, puedo recibir la visita de mi abuela ya fallecida para contribuir a mi consuelo, puedo darme cuenta de la compañía de mi cuerpo y su respiración o incluso puede ser que de pronto se desplome desde la estantería un libro que acude desde su existencia al contacto conmigo.

Te puedo acompañar en tu proceso porque ya estoy acompañada por mí misma: cada voz que suena en mi interior tiene su momento de escucha, y es necesario generar un sistema democrático dentro para que en mi vida exista armonía y amor, así que en algún momento tendré que escuchar mis celos, mi deseo de venganza, mi rencor, mi envidia, mi miedo, ¡toda mi sombra!... cada uno de los estados emocionales que van a tomar el foco de mi conciencia humana... la alegría, el enamoramiento, el deseo sexual, la gratitud... y escuchar significa no juzgar, simplemente dar un sitio, ¡porque poseemos un espacio interno infinito, un auténtico universo! Cuando no queremos escuchar determinados estados emocionales, quizás porque nuestras creencias nos empujan a rechazarlos, estas emociones en lugar de desaparecer se intensifican, nos provocan explosiones inesperadas o se convierten en síntomas, conflictos con los otros, enfermedades, accidentes, enredos en el mundo externo... cuando una voz no recibe su lugar en el sistema la empujamos a que se radicalice, a que se vuelva un terrorista en nuestra psique, de la misma manera que la tratamos nosotros, con rechazo y desconfianza, nos responde ella a nosotros.

Aparte de este compromiso de amor que es darle sitio a todo lo que habita en mi interior sin distinción, que ha sido un trabajo de años en grupo y sigue siendo en el presente, de reconocimiento, de soltar estructuras aprendidas que me impedían ser completa, morir y nacer, parirme, renovarme, re-crearme, establecer una verdadera compañía a mí misma, donde hay oportunidad de escucha a todo lo que yo soy... más allá de esta alianza interna conquistada, este verano he disfrutado de un compañero de trabajo, de carne y hueso, de género masculino, de mi misma generación ¡qué novedad!, con perfecta afinidad en el enfoque profesional, con quién comparto una complicidad muy bella y una comunicación que se mueve por sí misma y no deja nada a la sombra, como nunca antes en mi vida desde el primer momento del encuentro.

Esta comunicación tan nítida, directa y natural que ya estaba creciendo dentro de mi, encontró en este compañero, Alfredo Calvo,  un contenedor perfecto para una expansión desbordante de este fenómeno de la claridad en la garganta, hemos caminado un año entero paso a paso, acercándonos y alejándonos, alejándonos y acercándonos, sin expectativas, hasta realizar un trabajo personal -un mágico acto de valentía- en un grupo, guiado por Jesús G. Bedoya, de unas veinte personas donde soltar para siempre un nudo en mi garganta agarrada a la creencia de es necesario guardar el secreto y filtrar la palabra  ¡fijado en mi infancia! y acabo de renovar mi entusiasmo y mi fe en la transformación interna con la fuerza y la confianza de alguien que ha vuelto a nacer en un entorno de amor sin fallos y con el bendito don de la comunicación transparente. Me doy cuenta de que todos podemos darnos otra oportunidad y limpiar el pasado, borrar la marca -que nunca existió más que en la mente- del supuesto condicionante de la historia personal.

Ahora siento una alegría poderosa en el pecho... el trabajo del terapeuta implica estar permanentemente en la propia observación, tomando el viaje que emerge, viajando y regresando a casa, continuamente, tomando contacto con la emergencia y soltándola para volver al aquí y ahora... poder compartir todo esto con un compañero supone una intensificación más de este compromiso de revisión honesta y responsable, además del gozo  tremendo de la colaboración y de la amistad... hemos propuesto y realizado juntos un taller Fluir con el Niño del Alma  en La Casa del Búho a finales de agosto y la coordinación, la conexión, la complicidad, el encaje de las dos energías junto con el resto del grupo me devuelve un sentimiento de satisfacción contundente, la sensación de la gratitud en el cuerpo y la ilusión por descubrir todo el potencial, la fuerza, la intuición, la magia de la polaridad masculina-femenina en unión bajo el enfoque de un terapeuta hombre y una terapeuta mujer, enlazados en la sala de trabajo.

La niña del alma que habita en mí quiere decirme algo.

-Estos días me has cuidado muy bien, te has hecho cargo de la organización y la has asumido con optimismo, ¡tu madre debe estar muy orgullosa de ti! -mi niña del alma ocupa su sitio - y me has regalado la abundancia del contacto humano, ha sido un banquete para mi corazón... un grupo entregado de exploradores de la conciencia, mucho amor en la sala de trabajo, personas importantes en mi mundo afectivo, y encima me traes un compañero  divertido, energético, peculiar, sensible, intuitivo, inteligente, guapo, empático... con quien ¡jugar!... al juego del darse cuenta, al juego de mirar adentro, al juego de ponerse vulnerable, al juego de hablar con las voces internas, al juego de la danza, al juego del cuerpo, de los ojos vendados, de mirarse a los ojos, de tocarse con cuidado, al juego de irse de viaje... al centro del corazón... y regresar para compartirlo entre todos... al juego de expresar la verdad y escucharla, al juego de la intimidad... y encima a todo esto lo llamas Trabajo... ¡da igual!... tú tienes un lenguaje y yo otro... te pido que sigas así, que has dado en el centro de la diana y me has tomado de la mano, para no soltarme nunca más, para bailar en círculos y espirales hasta que despleguemos las alas y ¡volemos!...

-No sé qué decir... estás aquí conmigo... ¿por eso la vida me parece hoy una experiencia de gozo con su ciclo completo, sin que le sobre nada, sin que le falte nada, sin fallos, sin nada que mejorar? -le expreso a esta pequeña y grande niña de mi alma.- como dijimos en el taller... si tú estás presente para mi, mi niña del alma... si el niño del alma está presente las realizaciones serán colmadas de disfrute y satisfacción, si el niño del alma no está presente, da igual todo lo que una persona sea capaz de realizar, nunca conseguirá sentir esto que yo siento ahora, se puede conseguir el éxito más grande del mundo y no habrá gozo ni satisfacción real, simplemente porque el niño del alma no estuvo implicado en esa realización.

-¡Se te ve con ganas de seguir haciendo talleres! -mi niña del alma se ríe de mi a carcajadas -haz lo que quieras... sólo te pido que sigas generando para mi esta abundancia de amor, de contacto humano real, honesto y profundo, de intimidad transformadora... como lo hagas depende de ti, de tus habilidades de mujer adulta... ¡pero hazlo un millón de veces para mi! ¡necesito experimentar toda la dimensión de mi corazón!

-Si, creo que he aprendido algo importante sobre mi mundo de necesidades y sobre cómo atenderlas afinando al máximo el placer de estar viva... ¡y quiero compartirlo en la sala de trabajo en muchos talleres, cursos, y sesiones!

-Tú al trabajo y yo al abrazo -mi niña del alma se posiciona como un gata - dale un abrazo a Juan, a Dani y a Paco, dale otro a Bedoya, ¿vale?, dale un abrazo bajo las estrellas a tu compi, Alfredo... y a Beatriz, la otra novia de Juan, que del poliamor ya escribes otro día... y a tu Bea, tu madre, tu gran madre... y a este último grupo que me ha hecho disfrutar como la niña que soy.